Día Internacional del Cáncer Infantil: una oportunidad para concientizar sobre la detección precoz
El progreso de los índices de supervivencia se debe a las mejoras en los tratamientos y el soporte clínico, además de la alta proporción de pacientes en estudios clínicos.
Hoy 15 de febrero se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Cáncer Infantil, instituido por la Organización Internacional de Padres de Niños con Cáncer en Luxemburgo en 2001.
Esta fecha busca recordar a los niños afectados por esta enfermedad; sensibilizar y concientizar a la comunidad; y hacer hincapié en la necesidad de un acceso rápido al diagnóstico y tratamiento adecuado.
La detección temprana del cáncer, el diagnóstico oportuno y el correcto manejo de la enfermedad pueden mejorar el pronóstico del niño y aumentar las posibilidades de cura: marca la diferencia en el pronóstico y en los efectos secundarios a largo plazo.
Disminuir la mortalidad precoz y las secuelas orgánicas y psicológicas, llevar adelante tratamientos de menor intensidad para que la toxicidad sea menor y bajar los costos económicos pueden ser algunos beneficios de llegar a la enfermedad a tiempo. Es primordial el rol del médico pediatra en la detección de la patología.
Síntomas relacionados al cáncer infantil
- Fiebre, pérdida de peso y apetito, palidez, astenia, sangrados o hematomas espontáneos, persistentes e inexplicables.
- Bultos en abdomen, pelvis, cuello y cabeza, extremidades, testículos y adenomegalias.
- Dolor óseo, articular o fracturas espontáneas.
- Mancha blanca en el ojo, estrabismo, ceguera o pérdida de visión y protuberancia del globo ocular.
- Signos neurológicos como cambios de conducta, disminución del rendimiento escolar, trastornos de equilibrio, marcha, cefalea, aumento del perímetro cefálico o convulsiones.
- Vómitos matinales, estados febriles recurrentes no relacionados con infecciones.
En Argentina se estima que hay entre 1300 y 1400 casos nuevos por año y unas 450 muertes por cáncer en menores de 15 años, lo que representa una tasa de 44 fallecimientos por millón de niños.
Otros números a tener en cuenta es que entre 12 y 14 por cada 100 mil niños que padecen la enfermedad tienen menos de 15 años. Además, hay entre 3 y 4 diagnósticos de leucemia cada 100 mil en la misma franja de edad.
Los cánceres en niños tienen características propias y muy diferentes a las de los adultos. Los más frecuentes en pediatría son leucemias agudas, linfomas y tumores del sistema nervioso central. Sarcomas, neuroblastoma y retinoblastoma junto con tumores renales característicos de los niños completan el cuadro general.
Se desconocen las causas de la mayoría de los cánceres de la niñez, y en la mayor parte no pueden prevenirse. En pocos casos los niños tienen un riesgo mayor de padecer cierto cáncer debido a mutaciones genéticas heredadas. El progreso de los índices de supervivencia de los últimos años se debe principalmente a las mejoras en los tratamientos, al mejor soporte clínico y a la alta proporción de pacientes que participan en estudios clínicos.
El rol del pediatra y del sistema de salud
Para poder obtener mejores resultados en el tratamiento, resulta fundamental tener un centro de alta complejidad donde se lleve a cabo una atención interdisciplinaria, incluyendo sectores como cirugía, clínica médica, Unidad de Cuidados Intensivos Pedriáticos (UCIP), infectología, hemoterapia, nutrición, salud mental pediátrica y enfermería para manejo de catéteres.
La tasa estimada de curación en Argentina es de alrededor de un 70% y su consecuencia directa es un creciente número de niños sobrevivientes de enfermedades oncológicas. Estos pacientes enfrentan un riesgo aumentado de morbilidad y mortalidad y una disminución de su calidad de vida asociada al tratamiento oncológico recibido. El pediatra, por lo tanto, debe conocer las posibles complicaciones a largo plazo para poder ofrecer un adecuado cuidado de la salud.
La atención clínica debe estar orientada a prevenir y detectar precozmente disfunciones orgánicas, alteraciones del crecimiento y desarrollo, déficits cognitivos, alteraciones del área psicosocial y la aparición de una segunda enfermedad maligna.
Una característica del cáncer en los niños es su rápido crecimiento. A la detección precoz hay que sumar los avances en los tratamientos actuales, que incluyen biología molecular y la tecnología de avanzada disponible en los centros de atención. De esta forma, las cifras de curación son muy optimistas para una enfermedad tan agresiva.
Los cánceres de colon, mama, pulmón y ginecológicos, muy comunes en la edad adulta, son excepcionales en pediatría. Las campañas de concientización son necesarias para que los padres y los pediatras generales sepan que cuanto más rápido se diagnostique esta enfermedad, más posibilidades tiene de ser curada.
Durante todo el tratamiento, es imprescindible la incorporación de las familias en un trabajo muy estrecho con los profesionales para lograr el éxito terapéutico. La tarea final se centra en lograr la curación con la menor secuela posible, ya sea desde el punto de vista físico como psicológico.
Emilio Rubulotta - Especialista en oncología y hematología pediátrica del Sanatorio de Niños