¿Cuál es el rol de una puericultora?
Lic. Gisela Ricotta, puericultura y nutricionista de Maternidad Oroño.
El rol de la puericultora es acompañar a la mujer durante una etapa bastante amplia que va desde el embarazo, el nacimiento del bebé y durante el proceso de inicio de la lactancia.
Las puericultoras somos consultadas por varias situaciones particulares como puede ser una dificultad con la prendida, con las tomas, momentos donde el bebé comienza a incorporar la ingesta complementaria o cuando la mamá empieza a trabajar y debe cambiar la planificación alimentaria.
En caso de ser necesario, también acompañamos un proceso de destete. En definitiva, estamos siempre para acompañar no solo en la lactancia si no también en cuestiones relacionadas al crecimiento y la crianza.
Las consultas más frecuentes que recibimos están relacionadas a que, en ocasiones, las mamás sienten que la lactancia no fluye como debería o como esperaban.
Por lo general, se trata de percepciones que su producción de leche no es suficiente para la demanda del bebé, dificultades con las prendidas y dolor o molestias al amamantar. También existen situaciones más avanzadas como alguna grieta en el pezón y procesos inflamatorios como la mastitis o la congestión mamaria.
Alimentación para la mamá y el bebé
Si bien sabemos que una alimentación saludable siempre contribuye a un mejor estado de salud, en etapas como el embarazo y la lactancia cobra mayor importancia porque involucra no solo a la salud de la mamá si no que también la del bebé.
El hecho de incorporar alimentos nutritivos y mantener un peso adecuado nos ayudará a prevenir enfermedades que hoy en día son muy frecuentes en el embarazo como la hipertensión y la diabetes.
Alimentar al bebé con leche materna es esencial, principalmente porque se trata de leche humana, específica para nuestra especie. No solo estamos dando un alimento si no que ofrecemos un tejido vivo, es decir, energía que el bebé necesita que contiene otros componentes importantes para su desarrollo y su inmunidad.
En el recién nacido, buscamos un acople al pecho lo más inmediato posible y a partir de ahí mamadas frecuentes con frecuencia guiada por la demanda del bebé. Durante la lactancia, la mamá no requiere ninguna alimentación en particular si no que lo que siempre recomendamos: una dieta completa y variada y, sobre todo, una buena hidratación, además de un estilo de vida saludable en general.
Seguir una dieta variada y adaptada a cada paciente, rica en alimentos naturales y baja en productos procesados, una alimentación que incluya fibra, carbohidratos complejos, antioxidantes, grasas monoinsaturadas y ácidos grasos omega-3, puede tener un efecto beneficioso para el embarazo.
Entre las vitaminas las que se destacan, podemos encontrar la B12, A, D, C y E, así como también calcio, hierro, zinc, yodo y selenio.
La cantidad de frutas y verduras que se recomiendan ingerir son, por lo menos, 5 raciones diarias. También, se aconseja consumir aceite de oliva extra virgen de primera presión en frío, frutos secos, pescados y huevo. Además, se deben evitar los azúcares, las grasas saturadas, grasas trans y los alimentos procesados o precocinados y envasados.
Si surgen dificultades, principalmente observamos la frecuencia de las tomas y la técnica de lactancia e incluso. Si fuera necesario, ofrecemos estrategias para intentar estimular la glándula mamaria en pos de aumentar la producción de leche materna. Por eso, la recomendación siempre es consultar ante cualquier inquietud y, en temas de alimentación, asesorarnos porque siempre podemos mejorar nuestros hábitos día a día.
Permiso para el Cuidado del Bebé Lactante
La Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) recomienda iniciar el amamantamiento dentro los primeros 60 minutos de vida, así como dar el pecho en forma exclusiva hasta los 6 meses y, de manera complementaria, hasta los 2 años.
Se conoce con el nombre de Permiso para el Cuidado del Bebé Lactante a la concesión de una hora diaria dentro de la jornada laboral destinada al cuidado del bebé. El padre o la madre pueden faltar una hora al día, dividir este tiempo en dos medias horas u optar por un permiso de lactancia acumulado. En este último caso, las horas acumuladas se traducen en unos 15 días que se suelen disfrutar después del permiso por nacimiento y la empresa es la que se hace responsable de los gastos derivados de este permiso.
El Permiso para el Cuidado del Bebé Lactante es beneficioso para las mamás. Las hormonas que se liberan en el cuerpo durante la lactancia promueven el bienestar y pueden aliviar el estrés y la ansiedad; reducen el riesgo de depresión post-parto, de cáncer de mama, ovario y útero; disminuye las probabilidades de desarrollar diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares o hipertensión, anemia y osteoporosis y favorece la recuperación física.
Para el bebé también disminuye el riesgo de diarreas severas u otras infecciones gastrointestinales; celiaquismo; neumonías; muerte súbita; otitis; neumonías; alergias; desnutrición; obesidad; diabetes; leucemia; colesterol; e hipertensión.
A su vez, favorece a los bebés el paso de anticuerpos, los protege contra enfermedades infecciosas y proporciona todos los nutrientes que necesitan. Por lo general, tienen menos probabilidades de sufrir síntomas respiratorios graves cuando se enferman, además de favorecer el desarrollo cognitivo.